Cooperativismo y democracia económica

Oficinas centrales de Caja Laboral en Mondragón
Oficinas centrales de Caja Laboral en Mondragón

¿Qué tienen en común empresas como Fagor, Eroski, Caja Laboral, Caprabo, Aspes o la mítica marca de bicicletas Orbea? Pues que todas ellas pertenecen al primer grupo empresarial del País Vasco, el séptimo de España…y el primer grupo cooperativo del mundo, al contar entre sus 281 empresas con 111 cooperativas. Me refiero a la Corporación Mondragón: http://www.mondragon-corporation.com.

Fue fundada en pleno franquismo por el sacerdote Arizamendiarrieta, un cura nada convencional que decía frases tan revolucionarias como ésta: “ Los que optan por hacer historia y cambian el curso de los acontecimientos tienen la ventaja sobre los que decidan esperar pasivos los resultados del cambio,” o ésta otra: “Construir el cooperativismo no es ir en contra del capitalismo, sino que cuando el sistema capitalista no es útil, el cooperativismo debe superarlo y con esta finalidad debe asimilar sus métodos y dinamismo».
Acusada desde la derecha mediática de ser financiada por la banda terrorista ETA, la corporación decidió llevar a los tribunales a los responsables de esos ataques, habiéndose querellado contra Alejandro Arenzana, militante del PP, Cristina López Schlichting, de la cadena COPE, y últimamente contra la revista “Mercado de Dinero”, de la Asociación AUSBANC, por esas acusaciones que, como se demostró en todas las ocasiones, eran falsas e infundadas.

El por qué de estos ataques furibundos a una corporación empresarial modélica, precisamente por los que en principio deberían sentirse orgullosos de tener en su nación la primera corporación mundial a nivel de cooperativas, podríamos encontrarlo en esa velada alusión que hace padre Arrizamendiarrieta al carácter antagónico del Cooperativismo frente al Capitalismo, ya que según sus palabras «cuando el sistema capitalista no es útil, el cooperativismo debe superarlo». De ahí que los defensores a ultranza del modelo económico capitalista no vean con buenos ojos las iniciativas cooperativistas, pues suponen un ataque frontal al modelo económico basado en un beneficio empresarial limitado a lo económico, sin tener en cuenta los posibles beneficios sociales. A ese respecto, es interesante leer algunas de las opiniones de pensadores de la talla de Noam Chomsky (Una conversación con Noam Chomsky), que considera el cooperativismo un medio para democratizar la economía, lo cual es a su vez necesario para democratizar la política, ya que en sus palabras “no puedes tener una democracia política significativa sin el funcionamiento de la democracia económica”.

No es tan extraño, por lo tanto, encontrar resistencias, especialmente de la derecha más reaccionaria, a la instauración de un modelo de economía cooperativista, en la que el trabajador deja de ser un mero instrumento del capital para convertirse en dueño de su propio destino. No es por tanto extraño encontrar, no solo desdén, sino incluso abierta hostilidad, por parte de instituciones y formaciones políticas neo-liberales y conservadoras, se escondan detrás de las siglas que se escondan, cuando algunos colectivos comienzan a plantearse el cooperativismo como la única alternativa real a la situación de crisis actual, a la que el modelo capitalista nos ha abocado. Encontrar esas resistencias solo es indicio de que vamos en la buena dirección. Sigamos avanzando, pues, en esa dirección.

Por Eduardo García, responsable de empleo y movimientos sociales de IU Pravia